«Señor, déjame acompañarte siempre», María.


Nos reunía la Oración, nuestros Sagrados Titulares, nos esperaban esa noche de una manera especial y hasta ahora nunca vista en la Merced, presidiendo la Vigilia Cuaresmal organizada con motivo del Vigésimo Aniversario de nuestra Hermandad. Pero también, nos reunieron la ilusión, las ganas de trabajar y el esfuerzo, de un grupo de hermanas de nuestra Cofradía, que nos invitaban a acercarnos más a ELLOS, a hacerlos presentes en nuestras vidas y a decirles también gracias, por tantas veces como no hemos vuelvo a su capilla, a dárselas.

La parroquia de Santa María del Prado y la Hermandad de la Coronación de Espinas, acompañados de los fieles, hermanos y cofrades, allí reunidos, fueron testigos vivos de una noche llena de sentimientos, cantos celestiales, al Señor y su Santísima Madre, oraciones y largos silencios de reflexión con uno mismo. 

Pero las mejores palabras que pueden resumir esta vigilia, fueron aquellas pronunciadas para el cierre del acto y que hoy recordamos para todos los que estuvieron con nosotros.

«Salimos fortalecidos, renovados y llenos de alegría, para seguir adelante en el cumplimiento de nuestras tareas y obligaciones, pero también para seguir difundiendo su mensaje. María, Reina del Cielo, será quien nos guíe e interceda por nosotros, pues es ahora nuestro momento. Así como Jesús  eligió libremente su camino, el camino del Padre. Confió en Él y resucitó. Siempre que nosotros confiamos en Él, también resucitamos.
Gracias a todos los asistentes a este acto cuaresmal que hoy nos ha reunido, y gracias, a la Hermandad de la Coronación de Espinas, a su Consiliario y Párroco, por haber hecho esta noche posible. Pues el Señor y su Santísima Madre, ésta noche han estado entre nosotros, nos han iluminado en esta celebración, y esperamos que sigan haciéndolo cada día, pues lo importante no es la cantidad de pasos que das, sino la fortaleza con la que lo hagas. Muchas gracias a todos».