Crónica del Domingo de Ramos 2016

Así como el Señor entraba triunfante a Jerusalén bajo arcos de palmas y un sol radiante, los rezos y plegarias de nuestros hermanos, miraban al cielo en la gloriosa tarde del Domingo de Ramos.

La tarde se torno gris y las primeras horas estuvieron cargadas de incertidumbre, nervios e impaciencia, a lo que la Junta de Gobierno de la Hermandad se enfrento con serenidad, llamando a los hermanos y cuadrillas de costaleros a la calma, lo que les reunió en la sacristía de nuestra sede canónica durante varios minutos para consultar las ultimas informaciones sobre las previsiones meteorológicas. Por ello, se decidió retrasar la salida procesional al menos media hora, para una segunda consulta y reunión, lo que fue comunicado a la Comisión de Semana Santa de Ciudad Real y a la Hermandad del Prendimiento por aquello que les pudiera afectar. Alrededor de las 17,45 horas de la tarde y tras la nueva votación de los miembros de la Junta de Gobierno, N.H.Mayor Dª Ana Isabel Martín, comunicaba a los hermanos allí reunidos e impacientes, la decisión de realizar Estación de penitencia, lo que hizo que el interior de la Merced, rompiera en aplausos, llantos y abrazos.
Desde la Plaza, a las 18,00 horas, con la llamada del Diputado Mayor de tramo se abrían las puertas del tempo para que asomara la cruz de guía, este año prestada por la Hermandad del Santo Descendimiento, con la que se daba comienzo la salida procesional de Nuestra Cofradía de Nazarenos de la Coronación de Espinas.

El trabajo de la nueva Junta de Gobierno empezaba a notarse. Equipo que desde el pasado mes de junio tomaba las riendas de la Hermandad, dándole un nuevo empujón al engrandecimiento de la misma, con muchas ilusiones, esfuerzos y trabajo duro.

Con la luz del cirio granate del primer tramo de nazarenos, se anunciaba la salida del paso de misterio del Santísimo Cristo Ultrajado y Coronado de Espinas, el cuál, desde el pasado Domingo de Ramos, lucía nueva disposición del conjunto escultórico que centraba la imagen titular del Señor. Además para este año, se añadían detalles importantes, para dar mayor expresividad a la representación de la Coronación de Cristo, como es la túnica rasgada que colgaba de uno de los lados del paso y la venía en manos del Centurion romano, en la que se podía leer la solicitud de la Hermandad para realizar Estación de penitencia en la tarde del Domingo de Ramos. De manera excepcional y con un cariño especial, este año en recuerdo de nuestro hermano costalero fallecido la noche del Viernes de Dolores, el paso del Señor portaba el costal que hubiera llevado para pasear a su Titular junto con su cuadrilla. En su memoria, el cuerpo de capataces encabezado por D. Julio Santiago Sánchez y D. Juan Ramón Oviedo, le dedicaron la primera levantá y la estación de penitencia, llamada al martillo que hizo su novia, también hermana costalera de la Virgen del Perdón, siendo uno de los momentos más emotivos y respetuosos de la salida por parte de los hermanos del Cristo.
Con esta levantá al cielo, iniciaba su Estación de penitencia el Señor de la Merced, bajo los sones de las marchas «La Pasión», «Eternidad» y «Gitano, tu eres de Sta María» interpretadas por la Banda de CCyTT Virgen del Prado-La Pasión, acompañamiento musical que por primera vez escoltaba al Santísimo Cristo, que lucía un exorno floral distinto al habitual, siendo este año de iris morado y calas blancas a los pies del Señor.

El incremento de nazarenos no solo se reflejaba en el primer tramo, sino también en la incorporación del cuerpo de acólitos ceriferarios cuyos ciriales fueron prestados por la Hermandad del Cristo de la Caridad y nuevas vestimentas realizadas por el equipo de mayordomía de nuestra Hermandad, al igual los acólitos turiferarios, todos ellos delante del paso de misterio. La sección infantil también se engrandecía con unos 17 niños ilusionados, alguno de ellos con menos de un año y que ya realizaban su primera estación de penitencia.

El cortejo avanzaba escoltando tanto el libro de reglas de la Hermandad como al estandarte corporativo, que daban paso al tramo de nazarenos de cirio color marfil anunciando la salida del paso de palio de Santa María del Perdón. Tras la presidencia de la Junta de gobierno un nuevo cuerpo de acólitos ceriferearios portando los ciriales de la Hermandad de Ntra. Sra. de las Angustias y los acólitos turiferarios que impregnaban la Plazuela de canela y clavo, custodiaban la puerta de la Merced, esperando la salida, nuevamente dificultosa, de la cuadrilla de costaleras de la Virgen. Una vez en la calle, la primera levantá del paso guiado por Dª Maria Teresa Culebra, hacía su homenaje y dedicación a la memoria del hermano costalero fallecido rompiendo en una levantá al cielo y en una lluvia de pétalos bajo los sones de la marcha «Madre de los Gitanos Coronada» y «Concha» interpretadas por la Asociación Musical Mozart de Aldea del Rey.

Como estrenos y detalles del paso de palio de la Santísima Virgen, se pudieron ver las nuevas tulipas de luz en la parte trasera del paso, a ambos lados del largo manto morado, y los violeteros del frontal de la Virgen del Dulce Nombre de la Hermandad de la Santa Cena. Además la Virgen, lucía sobre su nuevo tocado de hilo de algodón bordado sobre tull, una cruz isabelina de perlas y brillantes, ambas piezas donadas por su Camarera, y la medalla militar de San Hermenegildo. Siendo el exorno floral elegido de claveles blancos en su totalidad.

Con la cofradía de nazarenos de la Coronación de Espinas en la calle, el primer recibimiento fue el del barrio del Perchel y sus Hermanas de la Cruz, las que con un cariño especial a nuestra Hermandad, esperaban un año más la llegada de Nuestros Sagrados Titulares, los cuales fueron recibidos con sus cantos y oraciones ante una plaza de Santiago llena de fieles. El Señor hacia su entrada y saludo bajo los sones de «Amor de Madre» y «Amargura en tu soledad», marcando un estilo propio más característico que permitió disfrutar de la imagen del Señor a todos los allí congregados. Para entrada y saludo de la Virgen fueron interpretadas las marchas de «Rocío de Santiago» y con una levantá a pulso «Amanecer con Triana» que emocionó tanto a la cuadrilla como a todos aquellos que acompañaban a Santa María del Perdón.
La tarde y el cortejo procesional avanzaba según el recorrido programado, poniendo la mirada en la Plaza del Carmen, donde la Hermandad tiene un recogimiento especial al encontrarse frente al Convento de las Hermanas Carmelitas Descalzas, Hermanas Honorarias y madrinas de la Coronación de Espinas, las cuales nos hacían saber de su presencia con las ráfagas de linterna tras las ventanas del convento. Este momento del recorrido, es nuevamente especialmente emotivo para el paso de palio, que respetando una tradición no perdida, realiza su saludo con los sones de la marcha «Encarnación Coronada» la cual es a la vez cantada, por las monjas, la banda de música y por la cuadrilla de costaleras, mientras el palio esta en movimiento.

Hubo dedicatoria en casi todas las levantás al cielo de ambos pasos, habiendo un recuerdo tanto por los hermanos enfermos, por los compañeros de ambas cuadrillas que no pudieron salir por lesión y en memoria de las últimas perdidas sufridas en el seno de la Hermandad. Sin olvidar, el reconocimiento a la Junta de Gobierno y a su Hermana Mayor por el gran trabajo que están aportando a nuestra Cofradía desde su elección.

La fría noche hizo mella en la presencia de público en la Plaza Mayor de la capital ciudarrealeña, lo que no consiguió hacer que se desluciera la Hermandad en la calle, con un cortejo siempre ordenado e incrementado con respecto a años anteriores superando el medio centenar de hermanos de túnica y con la puesta de fe y catequesis de nuestros pasos a la entrada de las tribunas. El paso del Señor, que momentos antes sufrió la caída de la caña que habitualmente porta en las manos y luciendo crespón negro por nuestro hermano fallecido, hacia su entrada y recorrido por la Plaza con las marchas «La Pasión», «Mi Cristo Moreno», «Sentir», «Gitano de la Cava» y «El Dios del Perdón», consiguiendo que se luciera tanto la imagen del Santísimo Cristo como el buen hacer de la cuadrilla de costaleros. Encaminado el Paseo del Prado hacia el camarín, hacia su entrada en el corazón de la capital manchega el paso de Palio de Santa María del Perdón, que al igual que el misterio, lucia crespón negro y dedicaba su levantá a ambas cuadrillas y a la memoria de nuestro hermano. La Santísima Virgen, hizo su entrada y Plaza Mayor, con un sentimiento único y distinto que caracteriza a la cuadrilla de mujeres que mecen a la «Niña de los Ojos verdes», con las marchas «Madrugá de canela y clavo», «Rocío» y «Pasan los Campanilleros».

Las horas comenzaban a hacerse cortas, cada vez más pequeñas, el recorrido llegaba a sus últimos momentos y eso, a pesar del frío, inundaba a los nazarenos y a las cuadrillas de costaleros del mismo pensamiento, esa larga espera que habrá que hacer, una vez cruzado el umbral de la puerta de la Merced, hasta un nuevo Domingo de Ramos. No es fácil comprender lo que siente el hermano nazareno o el hermano costalero al hacer estación de penitencia en nuestra Cofradía. Son a veces inexplicables los sentimientos o las emociones vividas, de los momentos duros, los meses de trabajo, los días de ilusión cuando vuelves a sacar el costal o la túnica del armario, las promesas o los motivos por los que se hace penitencia. A veces no hay palabras, solo una media sonrisa, el vello de punta o una ligera lagrima, pero todo esfuerzo tiene su recompensa y la Hermandad no mira al pasaje como un «adiós», comienza a mirar al Pasaje de la Merced como el primero de los momentos de la nueva cuenta atrás, donde de nuevo empieza el trabajo, los retos, los proyectos, las promesas, los sueños, las esperanzas y las ilusiones del próximo Domingo de Ramos.
Fácil no es nada, y menos un «hasta pronto» por eso antes de cruzar el dintel de la estrechez de la Merced, nuestros ángeles nos esperan, las Hermanas de María Inmaculada reciben al Santísimo Cristo Ultrajado y Coronado de Espinas y su bendita Madre del Perdón, con rezos y cantos celestiales. En agradecimiento y tras la entrega de ramos de flores, el Señor de Merced hace su entraba caminando con «Refugio de una Madre», «A esta es» y «Eternidad». Ya en el interior del templo nuestro Cristo espera ansioso a su Madre, ese eterno Perdón que no suelta su mano y que siempre le acompaña. Mientras aguarda, la Reina del Domingo de Ramos pone sus últimos cimbreos de bambalinas con «Dulce nombre de María», «Madrugá Macarena» y «Como tú, ninguna».

También nos acompañó en aquella tarde la Virgen de la Merced de Miguelturra mediante el ramo de flores que nos enviaron desde el Colegio de la Merced, ramo que acompañó a Santa María del Pedón toda la Estación de Penitencia

Esto no acaba, ya estamos recogiendo la cera de las calles y limpiando las tulipas del Señor, ya empiezan de nuevo a brotar las flores para una nueva primavera y aunque algún día nosotros no estaremos, la Pasión continua y volverán a llorar su pena los ciriales al paso de su bendita Madre.

Las fotos han sido tomadas del artículo publicado en www.miciudadreal.es.

Además, los siguientes blogs de fotografía han publicado galerías con imágenes de la pasada Estación de Penitencia. Éstos son los enlaces: